Ahora ya no importa el brillo de la luna
No hay privilegios que soñar, solo descansar,
en la paz del muerto o entre los vivos o aquellos,
que agonizan o se están muriendo, mientras amoratadas
las manos en un papel miserable como la vida misma, escribo
en el morado frió de la noche con su bruma, indescifrable
y el susurro del oleaje a los sordos oídos de las gaviotas,
buscando sus alimentos de peces perdidos y muertos,
en las fauces de otros carnívoros más crueles.
Es el destino de los que se están muriendo.
Como yo con esta pluma de tinta estéril y negra y, sin vida para este
papel roído de una hoja inventada.
No hay privilegios que soñar, solo descansar,
en la paz del muerto o entre los vivos o aquellos,
que agonizan o se están muriendo, mientras amoratadas
las manos en un papel miserable como la vida misma, escribo
en el morado frió de la noche con su bruma, indescifrable
y el susurro del oleaje a los sordos oídos de las gaviotas,
buscando sus alimentos de peces perdidos y muertos,
en las fauces de otros carnívoros más crueles.
Es el destino de los que se están muriendo.
Como yo con esta pluma de tinta estéril y negra y, sin vida para este
papel roído de una hoja inventada.
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