Mi pluma escribe en pobres versos,
en la piedra dura de la cantera,
El silencio las piedras no acaricia.
El viento no corta la daga,
el aire atraviesa el viento,
la daga atraviesa la carne.
No había madera ni fuego,
lo que arde es tu mirada.
tus ojos ardían el verano.
Luz del día,
la agota la oscuridad.
El sol no es todo el día.
Las bandadas de gaviotas,
emigran por naturaleza
la necesidad al hombre obliga.
Los caminos son infinitos, dijo el sabio anciano.
Haz libres tus caminos de preocupaciones,
has nuevos vientos para otros caminos.
El colibrí se suspende en su flor.
En tu respirar me suspendo.
La primavera ha llegado.
No haz de volar más alto a la golondrina,
vuela más allá del cielo inalcanzable.
si quieres vencer
los miedos.
Sí, te cansas de todo,
hasta de esta palabra escrita,
En el blanco papel de la vida.
Vienes y te vas…
¿Qué haces aquí para sufrir
marasmos?
Sube la gran montaña,
sin ruidos
ves que ella duerme.
El mundo es un río
que piedras trae,
como el rumor de tu voz.
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